El áloe vera, de la familia de las Asphodelaceae, pertenece al género Aloe, que cuenta con más de 350 especies vegetales. Las plantas de este género han sido utilizadas desde la antigüedad en la medicina tradicional de muchos países y su uso puede documentarse ya en las civilizaciones más antiguas. Actualmente, la especie más popularizada es el Aloe vera L. (Aloe barbadensis Miller), originaria de Barbados y cultivada en países de clima cálido. También es de interés el Aloe ferox Miller, llamado áloe del Cabo, que se cultiva en África.
A partir de estas dos especies se obtienen dos productos distintos: el áloe o acíbar, que se extrae mediante incisiones en la epidermis de las hojas frescas y que es rico en derivados hidroxiantracénicos de efectos laxantes, y el gel de áloe, sustancia mucilaginosa que se obtiene a partir del parénquima o pulpa de las hojas de Áloe barbadensis, cuyos principales constituyentes son polisacáridos y que se emplea en higiene, en cosmética y en el tratamiento de diversos problemas de la piel.
La calidad y eficacia del gel de áloe viene condicionada por su contenido y composición en polisacáridos, que varía según los ciclos vitales de la planta y las variaciones climáticas a que se ve sometida. Por ello es esencial utilizar productos en los que la calidad del áloe esté garantizada desde el cultivo y la recogida hasta el producto final.
De los estudios publicados en los últimos años se desprende que el gel de áloe es muy eficaz en la cicatrización de heridas, quemaduras de primero y segundo grado, quemaduras solares, eczemas, dermatitis agudas, irritaciones y abrasiones de la piel, favoreciendo la hidratación, cicatrización y regeneración de la misma y reduciendo la inflamación y el dolor, debido a sus acciones hidratante, cicatrizante, antiinflamatoria, inmunomoduladora y antiviral.
El gel de áloe es también un ingrediente habitual en muchos productos de higiene y cosmética debido a sus propiedades hidratantes y emolientes y debido a su efecto antienvejecimiento. No obstante, el gel debe estar libre de derivados hidroxiantracénicos, ya que éstos pueden provocar alergias, dermatitis de contacto e incluso fotodermatitis (alteraciones de la piel producidas por las radiaciones UV del sol).
Si se hace un uso casero de la planta, debe aplicarse sobre la piel la parte central de la pulpa, evitando la que está bajo la corteza, ya que puede contener sustancias causantes de alergias, dermatitis y fotosensibilización.
Fuente:
http://www.farmaceuticonline.com/cast/familia/familia_aloevera_c.html
Autora:María José Alonso Osorio
Colegio Oficial de Farmacéuticos de Barcelona
No hay comentarios:
Publicar un comentario